Aun cuando la banca clame ser digital, muchos de los procesos permanecen anclados en el siglo pasado. Por ejemplo, una transferencia de fondos de un banco a otro sigue tardando entre 2-4 días laborales dependiendo del banco y país, cuando en la práctica debería ser instantánea y a cero costes. Muchas empresas claman que son una empresa orientada a los datos, y en la práctica, viendo sus resultados no lo son. Pero eso sí, ya se buscan perfiles de Chief Metaverse Officer (CMO), cuando aún el concepto está en un laboratorio, y no es comprendido por muchos.
Un interesante artículo de Harvard (“Why Becoming a Data-Driven Organization Is So Hard”) comenta que aun cuando las empresas han realizado un esfuerzo titánico en convertirse en Data-Driven, solo el 28% (de acuerdo con un estudio de CmsWire) lo logra.
Lo mismo pasa con las iniciativas de Transformación Digital en las empresas, que según un estudio de Forbes, muchas fracasan en su intento de lograr el éxito.
Entonces, ¿qué ha pasado? Y sigue pasando.
Muchas empresas, al más puro efecto Photoshop, van adquiriendo y solapando capas de tecnologías, en especial las nuevas tecnologías, como si se tratase de una competencia. Subyace la idea equivocada, que, a más tecnología, las empresas serán más productivas.
La idea de adquirir e integrar en la empresa cada nueva tecnología que sale al mercado, es un gran error de muchas empresas. No se analiza el impacto en el ROI, ni mucho menos en la tecnología Legacy que se posee.
Las nuevas tecnologías emergentes, van siendo instaladas sobre viejas y malas prácticas (Legacy) tecnológicas, y sin lograr cambiar los procesos, y quizás lo más importante, la mentalidad de las personas. Y como resultado final, sin lograr un retorno sobre las inversiones realizadas.
Como consecuencia de esta «cultura tecnológica», el mantenimiento de las tecnologías existentes, van socavando los presupuestos tecnológicos de las organizaciones. Dejando poca inversión y marguen para la innovación y creatividad, y en especial, a los verdaderos cambios disruptivos de los procesos.
Al parecer, el verdadero reto digital no tiene que ver con la tecnología Per se, sino más bien con un cambio de visión y en la mentalidad (Mindset) en cómo se gestionan los procesos del negocio.
Muchos analistas y consultores vienen reclamando con insistencia, que en lugar de contratar e instalar la última “capa” tecnológica en la empresa se deben realizar los siguientes pasos:
- Cambio de mentalidad. Es una de las tareas clave (y difícil). La más compleja de cambiar. Formas de trabajar y cabezas enquistadas en el pasado lo dificultan. Se debe a toda costa, intentar entender, cambiar y adaptarse a las nuevas necesidades y tiempos. Y allí el liderazgo juega un rol fundamental.
- Capacitación masiva de la gente. Empoderar e involucrar al personal es clave, ya que la inversión en gente redundará en propuestas que verdaderamente mejoren los procesos. Seguros de que alguien propondrá un nuevo producto / servicio, que de seguro generará una nueva instancia cultural en a la empresa: La digital.
- Lo perfecto es enemigo de lo bueno. El llegar a ser una empresa digital es un proceso no un objetivo, y se conseguirá en el tiempo. No por una decisión o imposición, o simplemente por adquirir una nueva tecnología. Es por ello por lo que la experimentación y el análisis son básicos para el éxito.
- Crear una visión. En especial de largo plazo, y seleccionar áreas de potencial éxito para la digitalización de la empresa. Así podremos avanzar y lograr el efecto arrastre entre los trabajadores.
Por último y a título de reflexión:
Podemos dotar a una empresa de la última tecnología, pero si no hay un cambio de mentalidad y un efectivo uso y aprovechamiento para mejorar los procesos de la empresa, no tendrá ningún efecto en la digitalización de esta. Empodera a las personas, seguro que algo sale. ¿Y tú qué opinas? ¿Qué propones para mejorar la productividad de la empresa?