Introducción
El siglo pasado nos dejó un concepto nefasto que aún está presente en muchas organizaciones alrededor del mundo: la burocracia. Costosa, lenta, basada en papel y desmotivante para la fuerza laboral, redundaba en retrasos importantes en poner proyectos en práctica, con una toma de decisiones completamente a destiempo y desfasada del mercado. Muchas organizaciones persisten con esta estrategia, pero obviamente tendrán que reaccionar si quieren sobrevivir y mantenerse en una era plagada de innovaciones, cambios, disrupciones y un descaro, y hasta desafío, en proponer y hacer las cosas de manera diferente que hace pensar a más de uno.
Bienvenido el cambio
Con los tiempos ha emergido una nueva manera de pensar y actuar, pensando por supuesto en el cliente como eje central, en donde proporcionar un resultado lo más pronto posible es sinónimo claro de romper con la tradicional burocracia y proponer novísimas formas de emprender tareas y/o proyectos. Tal concepto es el de Agilidad (Agile), el cual definimos como:
“Metodología focalizada en el cliente, para proporcionarle valor, a través de entregas incrementales a las soluciones demandadas, y todo basado en trabajo de equipos de alto desempeño”
Precisamente, los propulsores del concepto, han plasmado los principios de agilidad en un documento denominado Manifiesto Agile, que sirve como sólidas columnas del concepto y sus propuestas.
La metodología Agile se implementa a través de diferentes métodos, siendo el Scrum el método ágil más popular del concepto. La metodología detrás de Agile se considera adaptativa, ya que se adapta perfectamente a los cambios que se suceden (lógicamente) en el entorno en la cual operan las instituciones. Es por ello que Agile se proclama sin cesar en cambiante, y da la bienvenida a los cambios.
El método Scrum, como decíamos, es el más popular y más ampliamente difundido. Scrum está compuesto de artefactos, roles o cargos que lo ejecutan y eventos. Todos desarrollados para realizar un trabajo en equipo y de forma productiva. Cómo decíamos anteriormente, orientado a satisfacer las necesidades de los clientes como prioridad fundamental.
Entre los roles de Scrum destaca el Product Owner, usuario responsable de fijar los requisitos y/o necesidades del proyectos. Es un rol de negocio y no técnico. Le dice o trasmite al equipo las prioridades del negocio. Con libertad para realizar cualquier cambio.
El «jefe» de proyecto es el Scrum Máster, quien vela porque se implemente la metodología correctamente. Suele ser un role de carácter técnico y función de facilitador, persigue que el proyecto se desarrolle sin trabas e inconvenientes. En caso de existir problemas, el Scrum Máster tiene la obligación de solucionarlos.
Pero si un Rol es clave en Scrum ese es el Equipo, responsable de realizar y/o ejecutar el trabajo para lograr o alcanzar los objetivos fijados por el Product Owner. El equipo es un rol clave en Scrum, y suele estar compuesto por personas con las competencias requeridas para realizar o desarrollar la tarea o proyecto en cuestión.
Y todo se logra a través de un trabajo incremental, realizada en iteraciones sucesivas denominas Sprints (el corazón de Scrum). Los Sprints son iteraciones de tiempo, suelen durar menos de un mes, para realizar una entrega del trabajo totalmente funcional para los clientes y/o usuarios finales.
Scrum tiene eventos que suelen ser ceremonias que se realizan con cierta frecuencia, por ejemplo, una reunión obligada de seguimiento de los proyectos es la reunión diaria (Daily Meeting) que analiza básicamente el trabajo diario y lo que tenemos pendiente por hacer, es corta y se recomienda que se haga de pie.
Existe otra reunión de cierre del proyecto que se denomina retrospectiva, en donde el equipo analiza todo lo que aconteció durante la realización del Sprint, todo en aras a mejorar y ser más eficientes en futuros Sprints.
Obviamente que el equipo Scrum debe realizar una estimación Scrum de las tareas a realizar, existen varios métodos, no obstante uno muy popular y conocido es el denominado póquer.
En Conclusión
La metodología Agile – Scrum es un excelente bálsamo para curar las cicatrices dejada por la burocracia en muchas organizaciones. Promueve literalmente que las organizaciones sean más ágiles en su respuesta a los cambios que se suceden en el entorno. Y como todos sabéis, el entorno cada vez es más digital y competido, en donde día tras día, surgen innovaciones, nuevos modelos de negocios que cambian industrias y mercados, y quizás lo más importante, y como dicen muchos analistas:
“Sino cambias te cambian”